1.-Describe una situación en la que una emoción es para ti una aliada que te ayuda en lo que haces, y otra en la que sea una adversaria a la que debes vencer.
Cuando es mi aliada:
La alegría me ayuda cuando juego al fútbol, porque me siento con más energía y marcar goles es facilísimo.
La emoción antes de un cumpleaños me hace ser más creativo para inventar juegos nuevos con mis amigos.
Cuando es mi adversaria:
El miedo antes de un examen me pone la cabeza en blanco y tengo que respirar hondo para que se vaya.
La rabia cuando pierdo en un juego me hace desconcentrar y entonces tengo que calmarme un rato.
2.-¿Cuáles son las emociones que se relacionan con la amistad?
Alegría: Es cuando nos reímos muchísimo jugando juntos en el parque.
Confianza: Es sentir que le puedes contar un secreto a tu mejor amigo y no se lo dirá a nadie.
Compañerismo: Es cuando te sientes solo y tu amigo se sienta a tu lado para apoyarte.
Entusiasmo: Es la emoción de planear juntos una fiesta de pijamas o una salida superdivertida.
Gratitud: Es ese calor en el corazón cuando tu amigo te defiende o te ayuda sin que se lo pidas.
3.-La amistad puede cambiar el estado de ánimo. Escribe una situación en la que una persona amiga te haya ayudado a resolver un problema y otra en la que hayas ayudado tú a un amigo.
Cuando mis amigos me ayudaron a mí:
Cuando me caí en el recreo y me raspé la rodilla, Sofía me acompañó a curarme y me contaba cosas para que no llorara.
No entendía la tarea de matemáticas y me estaba frustrando, pero Elena me lo explicó con dibujos hasta que lo entendí.
Cuando yo ayudé a mis amigos:
Antonio estaba triste porque no lo invitaron a un cumpleaños, así que le invité a jugar a mi casa.
A Marta se le rompió la mochila y los libros se le caían, le presté una mía de repuesto y juntos arreglamos el cierre de la suya.
4.-¿Cuáles son los obstáculos que tenemos para comprender a
las personas y ponernos en su lugar, y sobre cómo podemos vencerlos?
A veces no entendemos a los demás porque solo pensamos en lo que nosotros queremos, como cuando mi amigo no quiere jugar a lo mismo que yo y me enojo sin preguntarle por qué. También no escuchamos bien porque estamos hablando mucho, y no nos damos cuenta de que el otro está triste o asustado.
Para entenderlos mejor, hay que hacer preguntas, como: "¿Qué te pasa?" o "¿Por qué estás así?". Y imaginar cómo me sentiría yo en su lugar, como cuando a mi amigo se le perdió su mascota y yo pensé: "Si fuera él, estaría muy triste". Así, en vez de reírme, lo ayudo a buscar a su perrito.
¡Cuando nos ponemos en el lugar del otro, todo se arregla más fácil y tenemos más amigos!
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